
¿En qué piensas si te digo que voy a hablarte de una historia que incluye un dios que crea personas con arcilla, un diluvio universal y un hombre al que le asignan la tarea de construir un arca, y una serpiente malvada que provoca una desgracia a la humanidad? Es fácil confundirse y pensar que es la Biblia, ¡pero no! La historia que voy a compartirte es La epopeya de Gilgamesh, la narración escrita más antigua de la que hay registro. Es más antigua que la Biblia y mucho menos popular…
Como se sabe, antes las historias se pasaban de una generación a otra de manera oral. Ya que los relatos solían ser muy largos, para que fuera más sencillo recordarlos era común que se les pusiera música y rimas; sin embargo, eso no evitó del todo que a medida que se iban contando, se fueran modificando con nuevos detalles (imaginemos algo así como el juego del teléfono descompuesto). En algún punto, a alguien se le ocurrió idear una manera de dejar registro de las historias para que su reproducción fuera más fidedigna y así fue como nació la escritura.
La epopeya de Gilgamesh es un poema sumerio escrito en tablillas de barro, el cual narra las aventuras de Gilgamesh, el rey de Uruk, quien era dos tercios dios y un tercio humano. Este rey se aprovechaba de su sabiduría y de su contextura gigante para humillar a la gente con su arrogancia y majestuosidad. Como no había quién se le igualara, los dioses decidieron crear a Enkidu, quien luego se convierte en el mejor amigo del rey y juntos derrotan monstruos y protegen a la ciudad. Es a través de su amistad con Enkidu que Gilgamesh aprende el valor de la humildad y el amor al prójimo.
Varias razones hacen que encuentre este poema fascinante. La primera es lo antiguo que es, ya que las primeras versiones datan del sigo XVIII a.C. (es decir, ¡se cree que es del año 2700 a.C.!). En segundo lugar, me parece increíble (y un milagro y un gran regalo para la humanidad) que haya sobrevivido tantos años, ya que las tablillas de barro son muy frágiles. Por supuesto, algunas tablillas se rompieron, otras tal vez siguen perdidas y algunas otras (o parte de ellas) son ilegibles. Otro dato deslumbrante es que la historia tenga tantos paralelismos con la Biblia (especialmente la del diluvio y el arca —si lo lees, te darás cuenta de hasta qué punto son iguales), y eso me genera preguntas que seguramente nunca podré responder. Pero imaginemos por un momento cuántas cosas nos faltan por descubrir, cuántos textos faltan por encontrar y cuántos relatos se perdieron para siempre porque nunca fueron escritos. Me queda claro que siempre hay que mantener el pensamiento crítico activo y la mente abierta, porque muchas cosas de las que nos enseñan a repetir durante años no son necesariamente como nos las cuentan.
Tengo que decir que, tal vez, lo que más me gusta de La epopeya de Gilgamesh es la sabiduría que contiene y, más aún, que todo ese conocimiento venga de hace tanto tiempo. La historia de Gilgamesh trata temas muy complejos como la amistad, el temor a la muerte, el deseo de la inmortalidad, la humildad y el sentido de la vida. Parece como si a través de los años nos hubiéramos vuelto complicados y exigentes, y en realidad desde la época en la que fue escrito este poema ya habían encontrado la clave de la felicidad. En una parte del relato, Gilgamesh emprende una travesía en busca de un dios para que le dé las respuestas que necesita y el dios lo aconseja: «Renuncia a las posesiones, bucea la vida, ¡desiste de bienes mundanos y mantén el alma viva!».
El poema es un poco complejo de leer, ya que el hecho de que varias de las tablillas estén incompletas hace que la historia quede cortada en varios pedazos y que se dificulte seguir el hilo. Sin embargo, la mayoría de las versiones hoy en día tienen introducciones antes de cada tablilla, lo cual le ofrece al lector un contexto y un pequeño análisis de lo que va pasando. Si te decides a leerlo, te recomiendo que busques una buena traducción y una edición con muchas introducciones/notas al pie porque aunque el poema como tal es bastante corto (son solamente doce tablillas y de varias de ellas no hay más que un par de versos), sí se hace necesaria toda la ayuda extra que se pueda tener para entender la época, el lenguaje y los personajes.